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Relatos

           Noche de verano, noche de amigos. Estoy prendiendo el fuego lentamente esperando que empiecen a llegar los comensales para ir tirando la carne. Hay mucho de que hablar y el asado es el lugar indicado. Cerveza y vino de por medio todo va a fluir. Como siempre si nos juntamos la cosa va a bien.

            Suena el timbre, llegó el primero. Como siempre dije ocho y media y El Indio te cae ocho y media, puede haber llegado antes y haberse quedado en el auto escuchando música solo para hacer tiempo si se le dijo un horario es ese horario, no antes. Me saluda con un abrazo y me cuenta que estuvo mirando precios y haciendo número, que la cosa se puede dar. Le doy una palmada en la espalda y lo mando para afuera –Chequeame el fuego que le voy a abrir al Rengo.

            Afuera me espera El Rengo un vago de dos metros flaco y alto como el obelisco pero con una pierna 5 centímetros más larga que la otra así que más que obelisco parece la torre inclinada de Pisa. Me mira desde su torre de control con gesto de haber estado esperando más de la cuenta. Dale Rengo, no rompas la pelotas y entrá que la noche va a ser larga. El largirucho se ríe y me pide que no empiece que este tema ya lo hablamos mil veces y que siempre termina igual. –Si no fuimos al otro que estaba a dos cuadras vamos a ir a este?-, me retruca. La eterna discusión. Apenas cierro la puerta por supuesto que llegan el Panza y Mecha cada uno con una vino y una birra en la mano. Me sonríen y por supuesto que les abro.

            Nos metemos los cuatro en el ascensor ante el gesto de reprobación del Rengo. El cartel dice tres, me dice. Si, pero Mecha no cuenta mira lo que una pulga de un metro cincuenta no te hagas el boludo que parado así tiene la altura justa para vos. El Rengo se sonroja y me mira con cara de asesino, el chiste no le gustó siempre Mecha fue su punto débil. Ella se ríe y se acerca a el como tanteando si eso es cierto y le dice movete gigante así toco el piso, quinto, ¿no? La risas hacen eco por el vacío del agujero del ascensor.

            Entramos y por supuesto que el Indio putea por todo lo que tardamos, que qué carajo hacíamos y cuenta su proesa sobre como salvó al fuego de que se apague. Empiezo con el ritual de la carne y todo el pringundín del asado. La atenta mirada de los comensales me pone un poco nervioso, hace mucho que no agasajo a la gente con un asado. Pero este tema no se puede discutir de otra manera que no sea con un asado de por medio. Igualmente me canso de las miradas e increpo -¿por qué no empiezan a tomar algo en lugar de estar mirándome como si fuese un cura bendiciendo la ostia?.

            Dale, Mecha, andá traete unas birras, increpa el Indio. Mecha se levanta de mala gana lo mira y le dice –voy, pero porque tengo sed no porque vos me lo pedís, pelado.

            Lata en mano cada uno y la historia sigue. El calor es sofocante y la birra pasa como agua (como siempre bah, el calor no es excusa) pero cuestión que las primeras latas bajan rápido. El sonido de la carne asándose le da música ideal al momento. La grasa empieza a gotear y aviva la llama. Lo siento como una señal. Es momento de empezar la charla. Me miro con el indio, me entiende. Arranco. ¿Y, qué vamos a hacer con el mundial?

            Los tres me miran un tanto desconcertados. El panza es el primero en hablar, no sé qué carajo vamos a hacer pero yo lo quiero ganar. En eso coincidimos todos. Lo queremos ganar y no nos importa como si con un gol con la mano con quince goles en offside o con un gol en contra después de que la pelota haya pegado en el palo veinticinco veces. Lo quiero ganar. A todos se nos vienen las imágenes de la copa pasando por la televisión en la previa contra el último partido fatídico con Alemania y la voz de Bilardo diciendo ¨Mirá lo que es esa copa, yo me mato, me mato”

            Digo último partido fatídico porque ya viví demasiados partidos fatídicos con Alemania en mundiales. No los quiero ver más así, necesito cambiar esos recuerdos. Esos engendros de perfección futbolística que parecen sacados de una fábrica de robots me tienen cansado. Quiero verlos sufrir o no verlos más. Desde que nací que lo único que vi festejar a la Argentina fue la copa América del 93 y ahí tenía 5 años así que no me acuerdo nada. Estos últimos años me ilusioné y no pude festejar nada. Ya no sé bien porqué (correlo a Schurrle Gago, la concha de tu madre)  pero (hacelo Pipa la puta que me parió y era por abajo Palacio!) es increíble y no se me da. No puedo ver a Argentina campeón por más que lo desee con toda mi alma. La frustración es enorme y la veo.

            La mesa sigue la discusión y se habla de método de Sampaoli, que si es el técnico adecuado, que se va a cambiar algo, que la AFA es un desastre que son los mismos mafiosos de siempre, nada va a cambiar. Que lo que hay que cambiar son lo jugadores que no tiene hambre, que son unos millonarios, etc. Pasamos por todos los temas que pasan todos los futboleros de ley en todos los asados. Es la única manera que sé de ver y entender el fútbol. Pero me falta algo necesito ver algo que no pude ver y quiero ver.

            Empiezo a sacar la carne ya hay varios esqueletos de cerveza en la mesa y comienzan a girar las primeras botellas de vino. El ambiente se está tornando ideal y la carne está en su punto justo. No voy a decir cual para evitar generar discusiones innecesarias (jugoso) y así desviar la atención del tema que nos concierne.

            Mientras el panza se acaricia su propia circunferencia luego de disfrutar el segundo choripán porque Mecha dejó el suyo pero a cambio de más chinchulín me vuelvo más incisivo y directo ¿Vamos a ir al mundial?

            El Indio ya un poco más desinhibido por la ingesta de alcohol dice yo estuve viendo pasaje y haciendo número y me parece que es posible. El silencio se hizo presente por segunda vez en la noche. Los otros tres saben que si el Indio tira data es que la charla va en serio. Y arrancan las excusas, pero vos sabés que tengo que laburar, es una fecha complicada, que la guita de donde la saco, etc. El espíritu aventurero dónde quedó muchachos, argumenta el Indio, intentando que los veintimuchos y los treintaypocos que hay en la mesa empiecen a tener su propio peso. Los tres se empiezan a mirar entre ellos mientras que el Indio y yo hacemos lo propio.

            Yo sigo con mi teoría el trabajo hay varios de ustedes (incluido yo) que están totalmente hartos de su propio trabajo y no ven la hora de conseguir algo e irse a la mierda de ahí. La guita los ata, la sociedad los ata, la familia los ata, todo los ata un poco. La idea con esto es tener la excusa perfecta para desatarnos liberarnos de la opresión que te genera tener que depender de esa rutina todo el tiempo. No es la manera de vivir, no es la manera de seguir, hay que cambiar y esta es una tremenda oportunidad. Allá en europa tenemos hospedaje y estuve averiguando y podemos ir hasta Rusia en un motorhome y así seguimos a la selección a donde vaya desde ahí. Tenemos cocina, cama, baño, todo, nos ahorramos bastante guita si lo reservamos ya. Es clave. El que quiere puede ponerse a hablar desde ahora y tramitar las vacaciones el viaje es posible. 

Captura de pantalla 2018-09-29 a la(s) 1

Unos amigos mexicanos llevaron una replica de un amigo que no pudo ir.

          El rengo desde su red de monitoreo luego de analizar la situación dice, si vos y el Indio pueden ir vayan, no nos necesitan. Cómo nos vamos a ir sin ustedes es un locura somos nosotros cinco desde siempre es un Mundial la idea es compartirlo entre todos si no es ahora es nunca. Eso dijiste la otra vez y acá estamos, discutiéndolo otra vez, alega el Panza. Si eso es verdad, pero sabés porqué, porque no fui al otro y me vuelve loco. Cada tanto me acuerdo de las historias que me cuentan los que fueron del delirio que fue de lo bien que la pasaron y de cómo no se quieren perder la oportunidad de ir a vivir esa experiencia otra vez. Es verdad que el ser futbolero porque no es el hombre ni lo mujer ni el ser humano, es el ser futbolero el que cuenta el paso del tiempo a través de los mundiales. Cuanto pasó desde tal mundial hasta tal cosa, en tal mundial yo estaba haciendo tal otra. Imaginate si eso es así para futboleros que no lo vivieron en vivo. El que no lo experimentó lo quiere volver a vivir, lo quiere sentir otra vez y siempre va a pensar en lo lindo que fue es un primer amor, no se olvida. Es imposible.

            Mecha me mira y sé que la estoy convenciendo, estoy trayéndola para mi terreno. Ella vive a tres cuadras de casa. Se mira las piernas y tiene puesto el short del pijama con el dibujo del Diego que usa para dormir. Lo mira y piensa en la imagen del Diego en México levantando la copa alzándola y observándola con ojos incrédulos que le decían sos mía, lo logré, sos mía. Quiere meterse ya en la computadora y ponerse a sacar los pasajes. Que los problemas vengan después. Quiere estar ahí cuando Argentina grite campeón.

            Por su parte el Panza mientras agarra un pan y lo pasa por el juguito del plato plantea el problema del tiempo y le tira su cuota de pesimismo ¿y si nos volvemos en primera ronda? Ya nos pasó. El silencio viene a saludar por tercera vez y ahora nos va a contar hasta ocho para ver si todavía estamos vivos o para la pelea. Nos quedamos ahí hasta el final o nos vamos a seguir recorriendo europa sorprende el Rengo desde el sputnik. Adentro. El silencio se fue seguimos en pie. Igual nadie quiere pensar en que eso pueda llegar a ser una posibilidad. Volver en primera ronda sería trágico. Ya tuve mi cuota de dolor cuando tuve que escuchar el partido por radio en el medio del bosque en Tandil porque no había señal de televisión y escuchar a andá a saber que muchacho dándome la triste noticia mi propio siamo fuiori de la copa. Este mundial es nuestro decían las publicidades antes del ídem, ja. Y quedarme ahí en la desolación del bosque en medio de la sierra sabiendo que en dos días iba a volver a buenos aires y que para Argentina ya no iba a haber más mundial. Que nunca les pase.

            El efecto del alcohol ya los tenía a todos medio perdidos como buscando a quien encarar en un boliche a las 5 de la mañana. Era momento de jugar la carta de la variedad. Imaginense muchachos, estar ahí con todas rusas, suecas, húngaras, francesas, brasileras, alemanas, todo en una fiesta que dura un mes, vodka del bueno, no puede fallar, y, obvio, vos Mecha imagínate un europeo todo tallado que te viene a buscar. Las fantasías empezaron rodar, algunos ojos se cerraron y se fueron de paseo al mundial la idea estaba a punto de concretarse.

            Pero otra vez volvió la voz del pesimismo el Panza se puso a hablar de la guita y de qué íbamos a hacer cuando volviéramos sin laburo y con todas las deudas encima. Cómo vamos a pagar eso, nuestros viejos no lo van a pagar, no nos van a bancar como si no estuviésemos yendo de viaje de egresados, esa etapa ya pasó, gente. Hay que darse cuenta que el tiempo nos pasó. Así como medimos todo con mundiales, nuestro mundial ya pasó y fue el de Brasil. No fuimos y ahí está perdimos nuestra oportunidad veremos que pasa después de Qatar si es acá o dónde pindonga sea porque yo hasta allá no voy.

            El mundo comenzó a colapsar y la idea empezó a caer a medida que se iba acabando el alcohol a Rusia le prendían las luces en el boliche y ya se veía solo la resacaba que quedaba. Una gran idea pero muy difícil de concretar. El sueño todavía está y con muchas ganas lo números siguen dando (?) El Indio y yo queremos ir estamos hartos de todo lo que nos rodea acá y de escuchar historias de mundiales a los cuales no fuimos. Queremos crear nuestras propias historias nuestro propio mundial. Pero también sabemos que si no vamos los cinco no va a ser igual.

           Otra vez el silencio, esta vez aparece y cuenta hasta diez K.O.

En medio del silencio el Panza agarra un pedazo que había quedado en la bandeja lo mira con pasión, lo analiza y lo mira bien. Lo mira como cuando desde la tribuna miras como está parado tu equipo antes de que arranque el partido para ver si no hubo algún cambio de ultimo momento. Respira hondo y dice allá no hay carne, qué voy a comer ensalada rusa? Nano no rompas la pelotas, lo vemos desde acá.

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