
River Plate
Nuñez: horario cambiado y música al costado
El pasado jueves debía disputarse el encuentro postergado por la fecha 25º de la Superliga Argentina entre River y Estudiantes de La Plata. Sin embargo, a causa de las incesantes lluvias que cayeron constantemente durante toda la semana, fue reprogramado para el viernes a las 16:45hs.
Llegué al estadio faltando sólo cinco minutos para que comience el encuentro. Me senté en las gradas, tenía la tribuna prácticamente para mi. El horario en plena jornada laboral daba a pie a que sólo algunos privilegiados pudiésemos asistir. Gracias a la tranquilidad que se vivía en el estadio se podía escuchar de fondo la prueba de sonido de Ozzy Osbourne. Sonaban los acordes de Black Sabbath mientras se anunciaba la formación en el estadio. La conexión de la música con el deporte se podía palpar.
Como si hubiese sido planeado comienza el partido y termina la prueba de sonido. River aprieta a Estudiantes de entrada y genera la primer situación clara de gol a los 30 segundos de partido. La pelota se estrella en el travesaño y se va. Desde ese momento el partido se hizo trabado y la respuesta del fútbol la daba Juan Fernando Quintero. La pelota siempre debía pasar por los pies del colombiano para encontrar el mejor destino. Como un productor en un estudio de grabación limpiaba las impurezas del juego y le daba un sonido más limpio a River para jugar. Con él la pelota intentaba rodar en un campo de juego que no ayudaba.
El primer gol llegó a mediados del primer tiempo luego de un centro preciso del cafetero quien, gracias a su exquisita pegada, colocó el balón en el punto justo para que Pinola entrara como el primer riff de Crazy Train en el recital de Ozzy y con toda su fuerza de cabeza marcara el 1-0.
Luego del primer gol el partido se llenó de imprecisiones. Quintero seguía siendo el jugador más claro de la cancha pero el estado del campo de juego seguía sin cooperar. La gente empezó a aparecer en las tribunas con el partido empezado y el aliento de los presentes se empezó a hacer sentir. Eran pocos pero con gargantas sedientas.
Ya en el segundo tiempo el panorama cambió. Las populares del estadio se veían con mayor caudal de gente. Entró Nacho Scocco y el fútbol de River cambió. Le dio frescura y como un buen guitarrista principal dando un solo perfecto, como el que dio Zack Wylde en el recital del Rey del Metal, clavó el segundo gol del conjunto de Nuñez con un tiro al angulo que dejó sin chances a Andujar y selló el partido. El grito de victoria se escuchó como el ladrido en el cielo (Bark at the moon) como el que dio Ozzy para sella su gran noche. La clasificación a la sudamericana estaba asegurada.

El Rey de la Tinieblas explotó todo su repertorio y dejó a su público satisfecho.
La gente comenzó a disiparse. Las camisetas de River se mezclaban con las de los metalera que iban a ver el último recital de la leyenda del metal en su gira despedida. La música y el fútbol se saludaban algunos brindaban chocando sus latas mientras caminaban. River ganó.
Ozzy a pocas cuadras y dos horas después dio un recital memorable y la altura de lo que se esperaba de él. Tocó los clásicos y dejó a todos los espectadores satisfechos. River ganó el clásico de este año, clasificó a octavos y aseguró por lo menos su participación en la sudamericana. Hinchas satisfechos, metaleros satisfechos. Gran día para ser riverplatense y simpatizante del metal.